Una transición profunda: Testimonio del prof. Spira
El siguiente es un extracto del nuevo libro electrónico del Prof. Spira, Spira Speaks: Dialogs and Essays on the Mucusless Diet Healing System.
Parte 1
Yo era adicto a los alimentos formadores de moco y pus; los comía en grandes cantidades. Bueno, aún continuo siendo un adicto, pero en aquel entonces una comida regular consistía de dos “chili cheese footlong coneys”, cinco cervezas de raíz, palomitas y una hamburguesa del “Root Beer Stand” de mi vecindario. Por desgracia, me encontraba en un entorno social y cultural que me dio un cierto estatus por mi gran estatura e indulgente estilo de vida. Jugué al fútbol americano como liniero ofensivo de 250 libras para los “Princeton Vikings“. Me encantaba la sensación de correr por el campo mientras la multitud aclamaba sonidos de embriagada alegría, y chocar legalmente contra las personas durante el juego. Mi otro amor era la música. Había tocado el trombón desde el quinto grado y estaba fascinado con el jazz. Cuando llegó la hora de entrar a la universidad, decidí que quería seguir mi amor espiritual por la música y asistí a “University of Cincinnati College-Conservatory of Music ” para estudiar jazz.
Cuando comencé la escuela, pensé que iba por el buen camino. Era un estudiante de excelentes notas en una de las mejores escuelas del país, experimentando la diversión legal e ilegal de la vida universitaria americana, mientras bebía y comía tanto como pudiera. Pero este excesivo estilo de vida vino con un costo y sufrí de muchas dolencias. Tuve migrañas crónicas, artritis, fuertes alergias, frecuentes hemorragias nasales, dolorosas hemorroides y episodios anuales de bronquitis.
Cuando era niño, tenían que colocar tubos en mis oídos para ayudar a drenar grandes cantidades de moco de mis senos paranasales y fui inyectado con numerosas drogas. Alrededor de los 7 años de edad, empecé a tomar diariamente medicamentos para las alergias. Primero tomé Seldane, pero después de unos años fue retirado del mercado por haber provocado muertes. Luego me pusieron en Allegra, seguido de Allegra D, luego Zyrtec, Clariton (no hizo ningún efecto, era como tomar una píldora de azúcar), y finalmente de vuelta a Allegra D. A lo largo del trayecto, tomé antibióticos a menudo, medicina para la jaqueca y muchos medicamentos sin receta. En la secundaria y preparatoria, tuve órdenes médicas de permitir que Advil me fuera suministrado por la enfermera de la escuela. Tenía dolores casi a diario y a menudo abandonaba mis clases para tomar un Advil y recostarme en la enfermería. Además de lo anterior, mi nariz a menudo estaba irritada por sonarme cientos de veces al día…casi todos los días.
Para cuando me fui a la universidad, pesaba más de 280 libras. Planeé mudarme a los dormitorios pero estaba consciente de mis fuertes ronquidos. Uno de mis compañeros exploradores tenía una unidad de CPAP y decía que había curado su problema de fuerte ronquido. Fui al médico para un estudio del sueño y me conectaron una docena de cables, me alimentaron un montón de bocadillos de comida chatarra para comer y me dijeron que durmiera. No hace falta decir que no descansé mucho. El doctor rápidamente me diagnosticó apnea del sueño y me ordenó comprar una unidad CPAP. Así, yo tenía 19 años y ya conectado a un respirador por la noche.
Sentía que no tenía control sobre mi salud y solía bromear con mis amigos que probablemente sufriría de un derrame cerebral a los 26 años. Hasta este punto había estado expuesto a muchas de las dietas populares de la época y había investigado algunas, las cuales no fueron exitosas. Me había ejercitado regularmente, tomado pastillas dietéticas, pastillas de raíz de jengibre, etc., en un intento de perder peso. Miré cada comercial nocturno que tratara de dieta y ejercicio, fantaseando con la posibilidad de realmente tomar control sobre mi peso. Sin embargo, no estaba realmente interesado en la verdadera salud, sino sólo buscaba una manera de estar en forma y musculoso. Por desgracia, ninguna de las dietas que se promovían por la mayoría me hacían sentido, así que decidí sobre alimentarme con la filosofía de que “moriría cuando llegara el día”. Pero cuando me gradué de la preparatoria dejé de ejercitarme como atleta de equipo universitario. En cambio, practiqué el trombón durante 8-12 horas al día. Comía enormes comidas y luego practicaba durante horas, solamente tomando pausas para fumar y comer golosinas o Doritos.
Durante mi primer año, me propuse entrar a la escena local de jazz para complementar mis actividades escolares. Sabía que realmente aprendería a tocar a tocar en el quiosco de jazz profesional, y busqué tantas oportunidades como pude. Los domingos por la noche iba a la “jam session de Sonny” y me sentaba con mi trombón. “Sonny’s” era uno de esos bares donde los negros más viejos se congregaban para beber y socializar. Los hombres mayores lucían sus nuevos trajes de los 70’s, mientras que las mujeres mayores se embriagaban e intentaban ofrecerme bebidas, diciendo: “you so fine baby!”. Un domingo conocí a un interesante baterista de jazz llamado “Brother Air”. Después de verlo en otros lugares de Jazz en Cincinnati, comenzó a hablarme sobre la salud y la dieta. “Air” descartó los principios de la teoría dietética Occidental y afirmó que el único y verdadero camino a la salud era a través del Sistema curativo por dieta amucosa del prof. Arnold Ehret. Brother Air dijo que tenía más de 40 años de edad y que llevaba practicando la dieta por más de 20 años. Esto me resultó impactante, ya que no aparentaba ni cerca de los 40 años.
Una noche, mi amigo saxofonista Daktehu y Brother Air estaban sentados en el set de “Erwin Stuckey” en Chez Nora, en el norte de Kentucky. Durante el intermedio, Daktehu y yo visitamos el bufete gratis, y llenamos nuestros platos con alitas de pollo y otros manjares. Mientras comíamos, Air comenzó a hablar con claridad sobre el Sistema curativo por dieta amucosa. A medida que la conversación avanzaba, Daktehu y yo comíamos más despacio y finalmente paramos de hacerlo. Al mirar mi plato con nuevos ojos, Brother Air habló acerca de sus experiencias comiendo nada más que fruta por un año entero y de cómo mantenía ayunos de 100 días. Esto causó que algo hiciera click en mi cerebro. Los seres humanos como comedores de frutas; hacía bastante sentido. Si cualquier ser en el planeta pudiera subsistirse de nada más que fruta, ¿por qué no serían los seres humanos? Al concluir la conversación, ambos decidimos comprar el Sistema curativo por dieta amucosa para darle un vistazo.
Después de leer la Dieta amucosa y Ayuno racional, mi perspectiva de la vida cambió por completo. La información parecía tan simple, sin embargo, desafiaba todas las mis suposiciones sobre la enfermedad y cómo funcionaba el cuerpo. Pasaba los días sentado, dejando que las preguntas fluyeran por mi cabeza: ¿Podría esta información conducir a la fuente de la juventud? ¿Será el moco la causa del envejecimiento y la muerte? ¿Será la enfermedad algo autoinducido? ¿Brother Air realmente sobrevivió con nada más que fruta por un año entero? ¿Son los pulmones realmente la bomba y el corazón la válvula? Si el hombre es un comedor de frutas, ¿por qué comenzamos a comer animales muertos y alimentos cocinados/fermentados? ¿Será que los alimentos ricos en proteínas son innecesarios y dañinos? Y, ¿Por qué es tan importante el quinto capítulo de la Dieta Amucosa? ¿Qué se quiere decir con que el cuerpo es una “máquina a gas de aire”? Y, ¿Por qué se me instruyó que leyera este capitulo una y otra vez?
Un fresco día de otoño, me encontraba sentado solo en el aula de ensayo del Memorial Hall, sosteniendo mi trombón plateado. Vestía un pantalón de gamuza café y una camisa amarilla de seda de manga corta, bien abotonada—todo de Bachrach , donde yo había sido un representante de ventas. Suspiré. En la pared se encontraba un espejo con un patrón de grietas en la esquina inferior derecha, posiblemente causado por la mano enojada de algún estudiante de música, desesperanzado antes de su examen del consejo. Miré a 280 libras de angustia inflamada, envuelta en esas finas telas. En ese momento mi vida pasó ante mis ojos. Pensé en los momentos en que había sido ridiculizado por ser gordo. Recordé el indescriptible dolor de ver a mi abuela y madre fallecer debido a enfermedades crónicas. Imaginé los miles de pañuelos que habían frotado mi adolorida y costrosa nariz, a través de los años. Recordé cuán insatisfecho me sentía cuando fumaba o bebía. Pensé en el sufrimiento general de la humanidad. ¿A caso el comer era la única causa de las enfermedades de la humanidad? Esto fue seguido por una visión del futuro. Un futuro en el que las personas tendrían el poder de buscar una salud superior, a través de un estilo de vida que esté en sintonía con las leyes de la naturaleza. Una era en que los conceptos de dolor, sufrimiento y muerte se recuerden sólo mediante antiguas historias y leyendas. Fue en ese momento que me llené de implacable determinación por hacer todo lo posible para transformarme por medio de esta información que tuve el privilegio de recibir. Me di cuenta de que mi oportunidad era un raro y preciado regalo que muy pocas personas conocían. Información que tiene el potencial de cambiar al universo entero. Luego me limpié una lágrima de mi ojo derecho y prometí dedicar mi vida a la búsqueda de una salud superior a través de la práctica del “Sistema curativo por dieta amucosa”.
Continuará. . . .
¡Paz, Amor y Respiro!
Prof. Spira
Traducido por Cindy Smithson.